El vicegobernador Roberto Gattoni, junto al intendente de la Ciudad de San Juan, Emilio Baistrocchi y el presidente de la Sociedad Israelita de Beneficiencia, Leonardo Siere realizó la inauguración de una obra en homenaje a Janusz Korczak, destacado educador, médico y escritor judío que atendió numerosos orfanatos y escribió varios ensayos pedagógicos.
El acto fue llevado a cabo en el Parque de Mayo sobre calle Urquiza casi 25 de Mayo. Participaron los secretarios Legislativo, Nicolás Alvo; Administrativo, Roberto Iglesias; el vicepresidente primero, Eduardo Cabello; la embajadora de Polonia en la República Argentina, Aleksandra Maria Piatkowska; entre otros funcionarios e invitados especiales.
Por otro lado, el titular del Poder Legislativo expresó “es un día muy importante para nosotros porque hoy estamos concretando esta iniciativa que nació el año pasado en el mes de junio cuando junto con la Sociedad Israelita y el Centro Ana Frank desarrollábamos un seminario sobre el combate de los discursos de odio. El objetivo de esto es visibilizar y poner en valor esta obra de Mario Pérez que había realizado sobre la memoria de Janusz Korczak”.
Una vez concluidas las palabras de las autoridades, fue realizado el descubrimiento de la obra y placa recordatoria en memoria de Janusz Korczak.
¿QUIÉN FUE JANUSZ KORCZAK?
(1878-1942)
Janusz Korczak (seudónimo de Henryk Goldszmit) fue un educador, médico y escritor judío nacido el 22 de julio del año 1878 en la ciudad de Varsovia (Polonia).
Su labor en pedagogía infantil, su actitud heroica ante los nazis y sus pioneras manifestaciones de derechos para el niño son aspectos clave de su trascendencia profesional y personal.
Korczak nació en el seno de una familia de clase media alta que vivió un período de precariedad económica al fallecer su padre, el abogado Josef Goldszmit, cuando todavía Janusz era un niño.
Tras superar este apuro, Korczak estudió Medicina en la especialidad de Pediatría en diversos centros educativos, como la Flying University y la Universidad de Varsovia. Después acudió a Berlín para ampliar conocimientos.
En los períodos vacacionales trabajó en campamentos de verano para niños abandonados.
El carácter altruísta de Korczak se puso de manifiesto en la cantidad de orfanatos que atendió desde el año 1904 (en alguno llegó a crear un autogobierno de los propios niños que también escribían su propio periódico) y en los auxilios médicos que realizó en diversos conflictos bélicos, como la guerra entre Rusia y Japón o la Primera Guerra Mundial.
Al margen de sus artículos periodísticos y los relatos humorísticos que escribió cuando todavía era estudiante de secundaria, Korczak sobresale por los diversos ensayos y libros de ficción que publicó sobre la infancia, entre ellos: “Los niños de las calles” (1901), donde describe acciones de supervivencia de niños sin recursos que vivían abandonados; “Niños en el cuarto de dibujo” (1906) y “Si yo volviera a ser niño” (1925).
Son destacados los ensayos pedagógicos “Momentos educativos” (1919); “Cómo hay que amar a un niño” (1919) o “El respeto a los derechos del niño” (1929), donde afirma la consideración por la personalidad propia del niño.
En el género de literatura infantil publicó con éxito “El rey Mateíto I” (1923) y “Kaitus el Mago” (1935), la historia de un niño con poderes mágicos.
También se preocupó por sus raíces judías, y emitió un programa de radio que terminó siendo censurado por antisemitas, y visitó kibutz en Palestina.
Su destino fue trágico al enfrentarse a los nacionalsocialistas de Adolf Hitler.
Los dirigentes alemanes decidieron trasladar a los niños de su orfanato del ghetto (o gueto) de Varsovia al campo de concentración de Treblinka pero deseaban salvar a Janusz a causa de su prestigio como educador, autor y médico.
Sin embargo, Korczak no quiso abandonar a sus doscientos huérfanos, a quienes vistió con galas del Sabbath y, en varias columnas, les hizo marchar cantando hasta la estación de tren.
De Janusz Korczak y sus niños nunca más se supo.
Se cree que fallecieron en las cámaras de gas de Treblinka en el verano del año 1942.
Décadas después, como homenaje a su figura, se creó un premio literario que lleva su nombre.
Escribió su autobiografía en “Diario Del Gueto”.