El 8 de octubre de 1916, se inauguró con una gran fiesta el embotellamiento del agua medicinal «El Salado», proveniente de su manantial en Albardón. Sus propiedades terapéuticas, tanto estomacales como laxantes, fueron destacadas.

A principios del siglo XX, en San Juan se envasaba y comercializaba agua de manantial como «agua medicinal», procedente de El Salado, un paraje ubicado a siete kilómetros de La Laja, en el departamento de Albardón.

Este manantial se encuentra al pie de la Sierra del Villicum, a 32 kilómetros de la ciudad de San Juan, por calle La Laja hacia el norte, en un paraje de insólita belleza.

El agua nunca dejó de brotar, pero el lugar fue abandonado hace muchos años y hoy es un vergel poco conocido, salvo por ciclistas y enduristas que pasan por la zona.

Existen construcciones de ladrillo que aún se mantienen en pie, aunque completamente deterioradas. La más grande es un amplio salón con ventanas, hoy lleno de agua; junto a él, una pequeña habitación sin techo, donde han crecido sin control totoras y pájaro bobo, ya que allí se encuentra un surgente.

Este surgente se encuentra a 698 metros sobre el nivel del mar y en esa época sus aguas fueron clasificadas como clorosulfatadas, alcalinas, bicarbonatadas fuertes. Por su termalidad eran hipotermales y de alta mineralización.

Por otra parte, el 8 de octubre de 1930 se fundó en la provincia el Ateneo Popular Libre, un centro que “propende al culto y difusión de la literatura, las artes y la divulgación científica en todos sus aspectos y manifestaciones”.