El ministerio de Salud de la provincia busca concientizar sobre la elaboración y consumo de comida para evitar patologías que pueden provocar la muerte del individuo.

Las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA) son comunes en distintos lugares del país y no en todos los casos fatales. Es necesario recordar las consecuencias que pueden llegar a tener las personas que consumen alimentos infectados por bacterias o los cuidados que deben seguir aquellas que elaboran productos alimenticios

Lo que hay que tener en cuenta para evitar estas enfermedades es la absoluta limpieza de todos los elementos de la cocina, ya sea, alimentos, utensilios y muebles. Además, la cocción a temperatura de 75°C, mata todas las bacterias y se destruyen los microorganismos patógenos.

Esto es bueno recordarlo porque el botulismo, por ejemplo, es una de las enfermedades alimentarias que no son de las más comunes, pero cuando aparecen hacen mucho daño en los organismos. Tiene alto índice de mortalidad, lo produce la bacteria llamada Clostridium botulinum.

En el ranking de las ETA en Argentina, esta patología no es la más común, hay otras que aparecen más frecuentemente. La Salmonelosis, producido por la bacteria salmonella, que habita en el intestino humano y en de muchos animales.

El Síndrome Urémico Hemolítico, causado por la bacteria Escherichia coli o E.coli, enfermedad que resulta fatal en los niños menores de 5 años, porque genera una destrucción anormal de glóbulos rojos y ello altera diferentes órganos.

La Listeriosis es otra de las enfermedades alimentarias complicadas. La ocasiona la bacteria monocytogenes, que aparece en el mousse de foie y puede producir una de las patologías transmitidas por alimentos más comunes y severas.  El agente patógeno está presente en animales salvajes y domésticos, así como en agua y suelos, por lo que puede pasar a los alimentos fácilmente o encontrarse en estos si no sufren un proceso de pasteurización o cocción adecuado.

En el caso del botulismo, enfermedad que tomamos como ejemplo, y que en Argentina suele aparecer de vez en cuando, es una patología de transmisión alimentaria, causado por el consumo de alimentos que no se han procesado adecuadamente. Estas toxinas se generan preferentemente en ambientes con poco oxígeno, por eso tienen más riesgo de contaminación los alimentos enlatados, conservados o fermentados de preparación doméstica.

El botulismo es un mal que no se contagia de persona a persona y si no se trata a tiempo puede ser mortal.

Síntomas

  • Por lo general, las manifestaciones de la presencia de la enfermedad comienzan entre 12 y 36 horas después de que las toxinas ingresan al organismo.
  • Dificultad para tragar o hablar, Boca seca y debilidad en ambos lados del rostro
  • Visión borrosa o doble, caída de los párpados, problemas para respirar.
  • Náuseas, vómitos y/o calambres abdominales
  • Parálisis

Las muestras de alimentos vinculados a casos sospechosos se deben obtener inmediatamente, guardar en envases herméticos y enviar a laboratorios para identificar la causa.

Prevención

  • Mantenimiento de la higiene personal, fundamentalmente con el lavado de manos y mantenimiento de la higiene del sector donde se van a manipular los alimentos.
  • Separación de alimentos crudos y cocidos.
  • Cocción total de los alimentos (temperatura mayor a 70°C) y evitar que queden crudos en su interior.
  • Mantenimiento de los alimentos a temperaturas seguras (alimentos perecederos en heladera a menos de 5°C; alimentos listos para servir arriba de los 60°C; no descongelar alimentos a temperatura ambiente y no cortar las cadenas de frío).
  • Utilización de agua potable e ingredientes crudos seguros.
  • No comer alimentos en conserva si el envase está hinchado o tiene olor desagradable. Sin embargo, el sabor y el olor no siempre revelan la presencia de C. botulinum. Algunas cepas no hacen que la comida huela mal o tenga un sabor extraño.
  • No se recomienda consumir productos directamente del envase de conserva, antes deben ser sometidos a calentamiento (mayor a 100°C) para destruir la potencial presencia de toxinas, aún cuando los mismos no presenten signos de alteración.
  • Someter los alimentos de conserva antes de su consumo, siempre que sea factible, a temperatura cercana a 100°C (agua en ebullición, a baño maría) durante no menos de 30 minutos, a fin de destruir la toxina (termolábil). Preferentemente con el envase cerrado y sumergido en suficiente cantidad de agua.
  • No se aconseja mantener el alimento previamente calentado para su consumo más de 72 horas en heladera, caso contrario es aconsejable repetir el procedimiento de calentamiento (30 minutos a 100°C) antes de volverlo a ingerir, aunque sea del mismo envase.

Se busca concientizar sobre la elaboración y consumo de comida para evitar patologías que pueden provocar la muerte del individuo.