En una edición marcada por el lema “Somos energía”, la Secretaría de Ambiente propone un recorrido que desafía la mirada cotidiana sobre los residuos. El área “Nada se pierde, todo se transforma” es un espacio abierto donde el público puede experimentar cómo aquello que suele descartarse puede renacer como recurso, impulsar nuevas economías y reducir el impacto ambiental.
El espacio está diseñado como un entorno dinámico y participativo. Allí, los visitantes conocen de manera simple y visual cómo la gestión responsable de los residuos permite reducir emisiones, ahorrar energía, generar compost y dar vida a nuevos productos. El mensaje es claro: la energía no desaparece, se transforma en nuevos materiales, nuevos ciclos y nuevas oportunidades para la comunidad.
Entre las experiencias centrales, un sector muestra cómo se genera compost a partir de los residuos orgánicos, que representan más del 50% de lo que producimos cada día. En solo seis meses, restos vegetales pueden convertirse en un abono que mejora la calidad del suelo, ayuda a retener humedad y reduce el uso de fertilizantes, mostrando un camino directo y accesible hacia la economía circular.
La propuesta también incorpora arte y reflexión. Durante las tres noches de la fiesta, la artista sanjuanina Sonia Parisí presenta la instalación performática “La Resiliencia, una forma de reciclaje”. La obra, realizada con piezas y recortes de vidrio reciclado, invita a repensar la productividad desde una mirada humanista, inspirada en las ideas del filósofo Byung-Chul Han. Objetos utilitarios y otros sin función aparente conforman una intervención que desplaza el valor del rendimiento hacia el de la creación, el cuidado y la regeneración.
El recorrido continúa con una muestra de productos elaborados por empresas locales que ya trabajan bajo modelos circulares. Indram, especializada en reciclaje de caucho, exhibe pisos fabricados a partir de neumáticos recuperados.
A su vez, Bosque Urbano presenta sus bancos de madera plástica, elaborados con 53 kilos de material reciclado, equivalentes a 26.500 tapitas o 1.413 botellas PET de 1,5 litros. Dos ejemplos concretos de cómo San Juan convierte residuos en productos duraderos, funcionales y de alta calidad.
Una de las novedades es el lanzamiento del Ecocanje Solidario. En este sector, una gran botella recibe tapitas plásticas, quienes entreguen 25 tapitas o más reciben un plantín del Vivero del Parque de la Biodiversidad. Todo lo recolectado será donado a la Fundación Manos Abiertas, demostrando que la economía circular también puede ser comunitaria, solidaria y profundamente transformadora.
Para acompañar estas acciones, la Fiesta del Sol cuenta con un amplio dispositivo de gestión de residuos. Para ello se instalaron 115 islas de separación, reforzando la infraestructura disponible para que el público pueda separar sus residuos correctamente. Además, se distribuyeron 3.000 bolsas a las empresas de limpieza del predio, el estadio y el velódromo, destinadas exclusivamente a residuos reciclables, y se desplegó un importante equipo de promotores para acompañar y concientizar a los visitantes durante toda la noche.
“Nada se pierde, todo se transforma”, el área que muestra cómo la economía circular es energía que renace



