El Teatro del Bicentenario invita a descubrir “Alta Montaña”, la impactante muestra del artista Carlos Gómez Centurión con curaduría de Alberto Sánchez Maratta.
Esta propuesta artística se aleja del formato tradicional. Abandona el bastidor, se deja atravesar por lo accidental del paisaje, se impregna de la materia del territorio. “Alta Montaña” se despliega como una experiencia sensorial que dialoga con la naturaleza y sus texturas.
Una experiencia que no busca encajar en las categorías habituales: sus bordes se desbordan y su matriz permanece en la montaña. Es desde allí, desde esa temporalidad inabarcable, que Carlos toma un instante, un fragmento de eternidad, y lo vuelve pintura.
La instalación se inaugurará el miércoles 9 de abril, a las 16, en el Hall del Teatro del Bicentenario. La entrada es libre y gratuita.
Sobre la muestra
La pintura en occidente durante siglos, exigió distanciamiento para comprender sus imágenes, comprensibles desde el andamio de la representación, ese andar de la mirada. Desde el distanciamiento entre objeto y el ojo del observador, aparece una serie de operaciones mentales que en general ocultan el soporte.
¿En qué punto el trabajo de Carlos Gómez Centurión se aparta de esa historia? Uno de los desvíos principales que su obra produce en la mecánica tradicional de la visión, es la anulación de esa distancia con el objeto.
El lienzo, desprendido del bastidor, se adhiere a lo accidental del paisaje, se ensucia con la materia del territorio, se pliega amorosamente sobre la peculiaridad del lugar. Se trata de una impronta vinculada al lugar en el que fue producida.
Las categorías habituales quedan fuera de los bordes de estas imágenes, cuya matriz permanece en la montaña. Es a un tiempo de la instantaneidad el que estas obras nos abren.
Así, frente a la inabordable temporalidad de la montaña, Carlos toma un instante de esa eternidad ajena. Le llamamos pintura, porque la nieve puede quemar al lenguaje.